Soy psicólogo por vocación, curiosidad y necesidad.
De niño ya me fascinaba el control mental y corporal. Y de adulto tuve la ocasión de darme cuenta real del escaso control que tenía ni sobre mi mente, ni mi cuerpo ni mis emociones. Y todo ello gracias a una buena crisis.
Ya tenía casi todo lo que debería satisfacerme: un buen trabajo fijo como economista en los servicios centrales de un banco, casa, coche... y una crisis de salud, una ruptura amorosa y una pérdida de sentido vital muy grande que me hicieron replantearme mi vida.
Entonces emprendí un viaje.
Comencé a ir a Psicoterapia. Y a estudiar Psicología. Y a hacer una formación en Psicoterapia, a la que siguieron otras. De ese modo fui reconectando con algo mío que se había quedado por el camino: yo.
En ese proceso de búsqueda de mí mismo, comencé a ejercer como psicólogo por las tardes, hasta que solté el banco y me dediqué en exclusiva a mi trabajo como psicoterapeuta.
Así fui recuperando y desarrollando mi interés por el deporte en la naturaleza, la meditación y el arte. Volví a la pintura, la escritura y a las artes marciales. Me aventuré en la danza, añadiéndose recientemente la música y la videocreación. Todo lo que siempre me interesó de niño volvió a cobrar un nuevo protagonismo.
Tal vez eso se llama desarrollar la esencia. El caso es que ha sido y está siendo un viaje fabuloso, ya que integro la creatividad en mi trabajo, dando un sentido adicional a mi trabajo.
Me trabajo en mi trabajo.